Catalina la Grande es uno de esos personajes históricos que se ven envueltos en una mezcla de gloria y mitos. Esta emperatriz de gran carácter marcó un hito en la historia de Rusia. Comenzó como una princesa alemana y terminó sentándose en el trono de un imperio a los 33 años después de derrocar a su propio marido, toda una proeza y un escándalo para una mujer de la época.

La figura de Catalina II de Rusia sigue suscitando diversas opiniones de expertos. Sin embargo, todos coinciden en un punto importante: en definitiva, dejó una huella perdurable en el país que gobernó.

¿De dónde salió Catalina la Grande? 

Aunque la conocemos con el nombre de Catalina, originalmente era Sophie Friederike Auguste von Anhalt-Zerbst, hija del príncipe alemán Cristián Augusto nacida en 1729. Por parte materna, la joven princesa tenía lazos con la monarquía sueca y danesa.

En 1744 fue invitada a Rusia por la emperatriz Isabel I (La Clemente), que no tenía hijos propios y estaba en busca de una esposa adecuada para su sobrino (Pedro III), que en consecuencia sería nombrado zar algún día. En cuanto pisó tierra rusa, Sophie no escatimó esfuerzos en aprender todo lo que pudo sobre la cultura del país.

Tanto fue su afán, que incluso enfermó de neumonía por estudiar de noche y sin abrigo. Pero algunos historiadores indican que esto hizo que su popularidad aumentara en la corte de Isabel I. Pronto la joven habría de bautizarse en la fe ortodoxa y pasaría a llamarse Catalina. En 1745, finalmente se casó con Pedro III. En 1762, ambos se convirtieron en los zares de todo el Imperio Ruso.

¿Cómo subió al trono Catalina la Grande?

Desde el principio las cosas no marcharon bien para el matrimonio de Catalina II y Pedro III. Estos no consumaron su unión en sus primeros años de vida conyugal, por lo que ella, ofendida, se aburrió rápidamente de su esposo, quien parecía no tener mucho interés en verla. Presuntamente, él sufría de fimosis y por ello la pareja no podía intentar concebir.

Fastidiada, Catalina II encontró amantes con los que entretenerse mientras Pedro III se concentraba en otros asuntos que incluían juegos. Sin embargo, este fue operado alrededor de 1750 y cuatro años después nació el primer heredero legítimo: Pablo I.

Algunas fuentes históricas aseguran que el chico era más bien hijo de uno de los amantes de Catalina, Sergei Vasilievich Saltykov. No obstante, en el siglo XVIII no existían pruebas de ADN, así que el pequeño zarevich sería legalmente hijo de Pedro III y subiría al trono ruso mucho tiempo después.

Catalina La Grande, Catalina la Grande y la huella que dejó en Rusia

Golpe de Estado

Además de su falta de afecto, ya desde muy joven Catalina tenía la noción de que su marido no iba a ser muy bueno gobernando. Cuando este subió al trono en 1762, se hizo evidente para los rusos que sus sospechas eran ciertas. Por otra parte, el nuevo zar comenzó a tener una relación pública con la Condesa Elizaveta Romanovna Vorontsova, lo que insultó gravemente a la zarina, a pesar de que ella también había tenido varios amantes.

Después de que Pedro III utilizara su poder para quitarle algunos bienes a la Iglesia Ortodoxa, estableciera algunos acuerdos entre Rusia y Prusia que no beneficiaban al primero, apartara de la corte a algunos nobles influyentes, ordenara al clero que se afeitase la barba, reformara varias costumbres eclesiásticas y planeara despreciar de una vez por todas a su esposa, Catalina II tomó las riendas del asunto.

Con ayuda financiera de Inglaterra y apoyo de militares y guardias reales, aprovechó que Pedro III había salido a la ciudad de Oranienbaum para ella tomar el poder en San Petersburgo, donde le juraron lealtad, debido a que resultaba ser más apta que el mismo zar para gobernar. Como todos parecían haberle dado la espalda y no contaba con una buena resistencia, Pedro III renunció al trono y convenientemente murió días después, en extrañas circunstancias.

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El reinado de Catalina II de Rusia

Catalina II duró 34 años sentada en el trono ruso. Allí realizó importantes modificaciones y reformas que cambiarían definitivamente el rumbo de Rusia en la historia. Abajo los enumeramos:

Cultura y educación

La nueva emperatriz era una mujer ilustrada que solía leer y cultivar su mente tanto con obras rusas como internacionales. Por ello, su reinado estuvo lleno de características culturales y educativas. Por ejemplo, se fundaron el Instituto Smolny para Doncellas Nobles (el primer colegio de niñas ruso) y la Academia Imperial Rusa. Además, se invitaron numerosos científicos, literatos y profesores extranjeros al imperio. También se comenzó a enseñar la lengua francesa.

En Moscú y San Petersburgo se establecieron orfanatos y pequeñas escuelas para que los niños fuesen educados. La reforma de la educación comenzó a avanzar en el país.

La meta de Catalina II era acercar a Rusia al modelo europeo de alta cultura. Así mismo, era amante de las artes. Fue ella quién llenó inicialmente el Palacio de Invierno con costosas y exquisitas obras de arte, terminando por fundar el famoso Museo del Hermitage, que funciona hasta nuestros días y es considerado uno de los mejores del mundo.

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Otros aspectos destacados

Otros conocidos aspectos del reinado de Catalina la Grande son:

  • Transformó el Senado y renovó el código legal ruso.
  • En 1766 empieza el censo de las tierras rusas.
  • Desde 1768 por primera vez se empieza a imprimir papel moneda en Rusia.
  • Después de la guerra ruso-turca de 1768-1774, se anexó territorios de Turquía.
  • En 1783 fundó el puerto de Sebastopol y en 1794 el puerto de Odesa, abriendo una puerta al mar Mediterráneo para Rusia.
  • Hizo obligatorio vacunarse contra la viruela.
  • Se repartió Polonia en tres ocasiones distintas y cambió la organización político-administrativa de Rusia.
  • Abolió el monopolio y favoreció el libre mercado.
  • Secularizó las tierras de la iglesia y la debilitó en el área de poder político.

La emperatriz modernizó Rusia y la convirtió en un país capaz de competir con los mejores reinos europeos.

Mitos y leyendas sobre Catalina II

A pesar de ser una mujer de carácter, astuta e inteligente, Catalina II de Rusia no se salvó de ser la protagonista de numerosos mitos:

  • Se dice que tuvo cientos de amantes

Esto no es del todo cierto. Si bien la emperatriz si tuvo una lista larga de amores y favoritos, esta no pasa de los 20 y no todos están confirmados, a pesar de que a la zarina no le importaba demasiado hacer públicas estas relaciones. La más conocida fue la que sostuvo con el destacado militar Gregorio Potemkin.

  • El líder religioso (judío – polaco) Jacob Frank aseguró tener una hija con ella

La niña se llamaba Eva Frank y nació en 1754. Sin embargo, esto nunca fue confirmado ni siquiera por la misma Catalina II, que además se caracterizó por sus arraigadas políticas antisemitas. Por lo que los historiadores lo consideran muy poco probable.

  • La habitación sexual de Catalina la Grande es todo un misterio

Se comentó incluso durante el siglo XX que la emperatriz había mandado a construir un gabinete sexual con un montón de muebles eróticos en la ciudad de Gatchina. Pero este nunca fue encontrado ni hay registro alguno de que existió verdaderamente alguna vez.

  • El rumor obsceno de su muerte

Ha sido repetido hasta en la televisión de nuestros días, pero es una completa mentira. Falsamente se suele decir, a veces en modo de broma, que Catalina la Grande murió al tener relaciones sexuales con un caballo. Esto es un error, puesto que la emperatriz murió el 17 de noviembre de 1796, luego de sufrir un derrame cerebral en su baño. La leyenda es solo un cuento obsceno que no tiene orígenes claros.

Fallecida a los 67 años, en definitiva se convirtió en una mujer que dejó su propia marca en la historia. Recuerda que si quieres saber más sobre la cultura rusa o viajar a Moscú y San Petersburgo para recorrerlo, puedes apuntarte a alguno de nuestros tours o contactarnos.