Laika fue una de las cosmonautas más famosas que tuvo la extinta Unión Soviética. Una verdadera pionera a cuatro patas que se convirtió en el primer ser vivo en salir al espacio exterior, en 1957. Quizás también lidera la lista de perros más populares del mundo. Sin embargo, la historia de Laika es mucho más triste de lo que algunos piensan. Hoy te contamos qué fue lo que verdaderamente ocurrió con ella.

¿A qué raza pertenecía Laika?

La perrita Laika pertenecía a lo que popularmente se conoce como raza mestiza (can callejero) y fue encontrada en Moscú en la década de los 50, algo que para los científicos era ideal: constituía un animal resistente y habituado a soportar condiciones adversas. En ese entonces pesaba alrededor de 5 kg.

Curiosamente, el primer nombre que se le otorgó no fue Laika, sino Kudryavka. También se pensó llamarla Limonchik o Zhuchka. Por otro lado, en Estados Unidos llegaron a referirse a ella como Curly en los medios de comunicación.

¿Por qué perros y no otro animal? 

En plena Guerra Fría, la URSS sostenía una carrera contrarreloj por la conquista del espacio. El 4 de octubre de 1957 los soviéticos lanzaron el primer satélite artificial de la historia fuera de la tierra (Sputnik-1), lo que los colocó en una posición privilegiada en cuanto a tecnología. Luego de ese primer triunfo, comenzaron rápidamente los planes para mandar a un organismo vivo.

Evidentemente, nadie sabía lo que le podía pasar a un humano en órbita, por lo que quedó de plano descartada la opción de utilizar un cosmonauta. La idea era probar con animales, para evaluar las condiciones de ambiente y comportamiento biológico, y así poder enviar posteriormente a un hombre. De hecho, para entonces ya se habían realizado experimentos al respecto con vuelos suborbitales tripulados por canes.

Pocos saben que, al inicio, los científicos de la Unión Soviética sugirieron monos para tripular las naves, pero finalmente escogieron perros porque resultaban más fáciles y rápidos de entrenar. Además, irónicamente, Estados Unidos ya había intentado realizar un viaje a órbita con un primate en 1949, lo que resultó en un fracaso.

Laika, La verdadera historia de Laika, una cosmonauta a cuatro patas

Breve historia del adiestramiento de Laika

Laika fue puesta a prueba en laboratorios de la URSS. Debido a sus buenos resultados y su tranquilidad bajo presión, fue entrenada junto con otras dos perras en ambientes simulados para ser enviada a orbitar. Frecuentemente eran espacios reducidos que imitaban el ruido que haría una nave espacial y la aceleración de los cohetes.

Se les suministraron laxantes y calmantes cuando el estado físico de los animales se veía deteriorado o estaban muy nerviosas, lo que sucedía de forma habitual.

A la perrita Laika le instalaron dos sensores: uno en las costillas para medir su respiración, y otro para tomar el pulso. Así mismo, cuando ya faltaba poco para la misión de la Sputnik 2, la ingresaban cada tanto a una cápsula que tenía el tamaño de una lavadora promedio, para que se acostumbrara a la poca movilidad que tendría una vez fuese puesta en órbita.

Laika llega al espacio

Si hay algo que los científicos e ingenieros le ocultaron a la sociedad, es que sabían que Laika iba a morir. Todos se encontraban en conocimiento de que la suya solo era una misión de ida. Jamás un animal había llegado tan lejos, por lo que no existía ninguna tecnología capaz de garantizar el regreso de Laika. Claro, decir que estaban enviando a una perrita a una muerte segura y espantosa no le hacía bien a la imagen de la URSS y tampoco era ético.

Así, los altos mandos soviéticos y el equipo encargado del programa espacial se encargaron de mentir y decir que Laika iba a volver sana y salva, algo que la gente asumió como cierto. La cosmonauta a cuatro patas adquirió una fama notable en la URSS y llegó el día de lanzarla al espacio.

El Sputnik-2

El 3 de noviembre de 1957 la Sputnik-2 llegó al espacio con Laika como tripulante. Era un día histórico, puesto que la Unión Soviética había logrado poner al primer ser vivo terrestre en órbita. Sin embargo, para la pobre perrita no fue un buen momento. Solo vivió 6 horas antes de morir, estresada y asustada, por sobrecalentamiento. Esto debido a que el aislamiento térmico de la nave falló.

La muerte de Laika sucedió antes de lo esperado. Los científicos soviéticos creían que iba a durar viva por lo menos una semana, e incluso habían planeado sacrificarla al cabo de ese tiempo, para evitarle sufrimiento innecesario. Igual decidieron callarse y anunciar el fallecimiento de la cosmonauta días después. Aseguraron que el deceso había ocurrido el día 8 de vuelo, debido a una sustancia puesta en sus alimentos, y que fue completamente indoloro.

Aunque suene tétrico, la Sputnik-2 siguió orbitando la tierra unas 2.370 veces más, con el cádaver de Laika en su interior. Reingresó al planeta el 14 de abril de 1958.

Controversias y polémicas por maltrato animal

No fue hasta 2002 que se supo lo que realmente pasó con Laika, debido a la confesión de uno de los participantes del programa espacial, Dmitri Malashénkov. La historia levantó una ola de rechazó y activó las alarmas de los defensores de animales, que se mostraron horrorizados por el destino de la perra soviética.

El debate global sobre las implicaciones éticas de usar animales en la ciencia se reactivó. Aunque, bien es cierto que la hazaña de Laika arrojó datos que permitieron llevar al primer ser humano al espacio en 1963: el ruso Yuri Gagarin.

A pesar de todo, hay organizaciones que afirman que el fin no justifica los medios y que la perrita tuvo una muerte en terribles condiciones debido al apuro de los soviéticos por ganarle a los estadounidenses en la carrera espacial. Hay quienes dicen que, si hubiesen dedicado más tiempo a la protección térmica de la nave, el resultado de la misión de la Sputnik-2 habría sido otro.

Hoy en día, Laika forma parte de la cultura popular y es recordada como una heroína. El 11 de abril de 2008, se inauguró un monumento en su honor en el callejón Petrovsko-Razumovskaya de Moscú.

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